Nunca
he entendido las canciones tristes, y ahora que las comprendo deseo que no
fuese así. No puedo cantar una de mis canciones preferidas porque ahora sé lo
que significa, ahora la comprendo, ahora duele entonar un “me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos”. Zahara
he de decir que te comprendo y entiendo que dejases de cantarla por ser incapaz
de hacerlo sin llorar, yo ahora tampoco puedo. Ojalá nunca hubiese aprendido lo
que significa. Tantos años riéndome de Alex Ubago y ahora lo entiendo un
poquito, pero sólo un poco.
No
quiero esperar, no quiero llorarte ni quiero sentir que soy menos por no
tenerte. Porque puedo ser feliz, porque soy feliz aunque no estés, porque sé
serlo. No soy la persona más fuerte de este mundo, ni siquiera de este barrio,
es más, soy una persona muy débil y tengo que hacerme fuerte. Porque una amiga
me dijo que nadie nacía fuerte, que una se hacía a si misma, y yo parto en
desventaja porque comencé a crear mi ciudad bajo tierra. Mi ciudad subterránea donde apenas llegaba la luz.
Quizá comencé tarde a
ser yo misma porque me daba miedo el qué dirán, contigo no lo temía, y me sigue dando pavor. “¿Y si
no caigo bien? ¿Y si digo algo que le puede molestar? Seguro que piensan que
soy una estúpida”, son preguntas a las que me enfrento cada vez que hablo con
alguien, pero ¿sabéis qué? Que os den a todos. Me encantaría decir un “no me
importa lo que opinéis porque soy yo misma”, pero sería mentira. Ojalá llegue el día en el que sea capaz de decirlo de verdad.
Pero mentiría también si no reconociese que ojalá pudiese hacerme fuerte a tu lado.